“Es el problema de decir “yo”, ¿cómo osar decir “yo”? Desde que digo “yo”; me sitúo a la vez como sujeto del enunciado y como sujeto de la enunciación. Y cada vez que ocurre esta fractura, llega con ella la siguiente porquería: “Yo” como hombre te comprendo, pero como padre yo debo actuar. Todas las funciones represivas están construidas sobre esa fractura: “Yo” como hombre estoy de tu lado -sujeto de la enunciación-, pero como policía debo aplicar la ley -sujeto del enunciado-; Seré tanto más legislador cuanto sea sujeto, serás tanto más sujeto cuanto seas legislador. Nos comprendemos, es otra manera de decir: De acuerdo, todos estamos castrados y la cosa funciona.”
-Deleuze, Derrames, Sobre la producción de enunciados y la concepción del deseo. P.203, Cactus Ed.