Sobre volar puentes

Por quién doblan las campanas, ha estado arribando repentinamente y en espasmos a mi memoria desde hace días. Soy Roberto Jordan contemplando el mundo, recibiendo órdenes de un imbécil burocratizado que me dicta  instrucciones de mi gran destino, la muerte. Toda novela es un artefacto político, y toda novela es un retrato del deseo, son sentencias que escuché hoy en la mañana, mientras tomaba café. Sin duda los escritores son más interesantes escribiendo que cuando hablan, por eso nadie los escucha.  

Confía en los dioses, pero no esperes nada de ellos, y Roberto sabe.

Que va a morir. Lo disfruta porque sabe leer. La verdad absoluta. El deseo de Hemingway era morir en combate, -lo buscó toda su vida- que no es lo mismo que morir combatiendo. Respiro profundo el aire nebuloso y azulado de entre las verdes colinas a mi alrededor mientras me alucino con una escopeta colgada al hombro. Matando a un extraño, o siendo asesinado a la distancia, como liebre de monte. Desconfío de la mayoría de los afectos alrededor de mí, tan ficciones como lo es una ciudad, con sus tonos grises y sus escritorios saturando verticalmente el horizonte. Una rata que corre en su rueda para sentir ser liebre. La poética como lo más próximo a un destino. Que me maten o volar un puente. Morir o morir en el camino.

Cuando se vuela un puente no hay escape. Se interrumpe el flujo de contenidos que transitaban en él. La obstrucción se hace inminente. Cuando se vuela un puente, es porque el beneficiado quiere beneficiarse más, o el sometido está buscando dejar de serlo.
Roberto llega a las montañas guiado por un viejo guerrillero de la villa. Gitanos haciendo de centinela entre las filas a las que se integra claramente no es el porte del bando hegemónico.
Un puente no es magia, pero la transporta. Lo mismo con el placer y la muerte. Respirar profundo y arrebatar al cuerpo de la continuidad que no dibuja ni posibilita ningúna propiedad deseable. Usar la vida como plataforma,  el afecto como artificio; devenir muerte, devenir conquista.

Published
Categorized as O XXI

Leave a comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *