Últimamente evito los excesos para alimentar la memoria. Dormir temprano. Tomar sol en mis días de descanso. Sólo he encontrado silencio, pero estoy conforme. He querido escribir desde antes, trepado en un cerro viendo la ciudad a lo lejos, y sólo encontré más silencio, pero sigo conforme.
Vida sucia, texto limpio. Lo que tengo y lo que consumo. Recojo mi mierda todos los días para que sea al revés. No creo en la fe, creo en el dolor bien enfocado. Un Sísifo al que le avientan piedras y termina haciendo maravillosas esculturas que en dos mil años dirán que hicieron aliens. Me levanto temprano, casi toda la semana antes que la alarma. Para Freud y los psicoanalistas los sueños tienen significado, pero el feto de cocodrilo con el que soñé al fondo de la alberca aquella vez, sé que venía de otra dimensión. Me era difícil flotar junto a él, y su alrededor era cálido como si se estuviera orinando. Como sea, no desprendía identidad. De inmediato capté que no debía haberlo encontrado. Que todo ya estaba escrito, como en un mal texto tocado por dios en el que eres el personaje principal y estás sometido al ruido de un motor en medio del bosque.